Marcelo Lusardi es ciego y skater. Desde 2010 viene a O Marisquiño desde Santiago. En 2016 perdió la visión por la neuropatía óptica de Leber. En 2024 será el embajador de la primera competición de skate adaptado del festival de deportes de acción y cultura urbana de Vigo, que será posible gracias a la colaboración con la Fundación BIMBA Y LOLA.
Marcelo, ¿cómo se gestó el debut del skate adaptado en OM24?
A principios del 2017, cuando tuve el primer boom en redes sociales, Pity me propuso hacer una exhibición en el festival. Dije que no. Lo había hecho en otros eventos más pequeños y donde no era local, pero O Marisquiño es especial. Llevo viniendo desde los 12 años, antes de quedarme ciego, y sé la gente que hay, lo lleno que está, y es en casa. Me intimidaba. Le propuse hacer una competición, pero la escena era muy pequeña y desconectada. Ahora ha cambiado mucho. Este año, en la presentación del libro de Doc Caribbean -pionero del skate en España- en Santiago coincidí con Pity y me dijo que íbamos a hacerlo, que teníamos el apoyo de la Fundación Bimba y Lola.
¿Qué sentiste en aquel momento?
Flipé. Cuando empecé a venir a O Marisquiño, antes de quedarme ciego, no tenía el nivel para participar. Ni me hubiera imaginado entrar en el skatepark. Y ahora voy a a competir allí y además, como parte de la organización. Podemos hacer algo muy grande.
O Marisquiño es una gran oportunidad de mostrar que el skate adaptado es una realidad latente, más que viva, en el mundo del skate. Y para que se vea que se puede hacer skate de cualquier manera. Somos uno más y le damos caña igual que el resto.
¿Cuál es tu papel en la competición?
Además de ser el germen de la idea, he sido el intermediario con el resto de patinadores. El título nobiliario sería “embajador” (bromea).
¿Qué esperas de esta primera edición?
A nivel personal es una gran oportunidad para conocer en persona a la gente que viene a competir. Con muchos tengo contacto pero no nos hemos conocido en persona. Y me hace especial ilusión conocer a a Ítalo Romano (el único referente que tenía de skate adaptado antes de quedarme ciego) y a Dan Mancina (el siguiente que salió tras mi boom en redes).
Y a nivel de evento creo que es una gran oportunidad de mostrar que somos una realidad latente, más que viva, en el mundo del skate. Luchamos por ser felices y disfrutar de lo que nos apasiona, así como para que se vea que se puede hacer skate de cualquier manera: sin ver nada, sin piernas… somos uno más y le damos caña igual que el resto.
¿Algún deseo para el futuro?
Que esto no pare aquí. Sueño con que esto no sea solamente una cosa de O Marisquiño, sino que seamos una categoría de la World Cup Skateboarding y que a los skaters con discapacidad podamos ser profesionales.